Emoción por ser la última vez que voy a estar aquí sentado;
Orgullo de saber que pusimos todo nuestro esfuerzo, trabajo y convicción para cumplir con cada uno de los objetivos que nos hemos propuesto;
Satisfacción, por ser parte de una gestión que contribuyó a la institucionalidad, algo de lo que todos deberíamos sentirnos muy orgullosos, a pocos meses de celebrar los 40 años de la restauración de la democracia en nuestro país.
Son varias las razones que me unen a aquellos primeros años, pero hay una en particular: la fiel convicción de transformar a nuestra querida Bahía Blanca en una mejor ciudad.