En un país de mayoría ortodoxa en el que los católicos están representados básicamente por los inmigrantes, el pontífice aseguró en su homilía que "si permanecemos divididos entre nosotros, si cada uno piensa sólo en sí mismo o en su grupo, si no nos juntamos, si no dialogamos, si no caminamos unidos, no podremos curar la ceguera plenamente".